La larga noche neoliberal

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Carlos Revilla

Carlos Revilla M.

Es la frase que usó José María Villalta, excandidato presidencial del Frente Amplio, para referirse a los últimos 30 años de gobiernos en Costa Rica. Esto lo hizo en un conversatorio-debate que se realizó hace unos días en televisión, donde también participaron Ottón Solís, diputado y fundador del PAC y José María Figueres, actual presidente del PLN y ex presidente de la República. El moderador fue Ignacio Santos director de Telenoticias. El tema era un análisis del primer año y medio transcurrido de la administración Solís Rivera.

La frase me llamó la atención, y me hizo reflexionar sobre su contenido, tanto así, que decidí escribir y analizar un poco el tema, basándome en si será cierto lo que dijo Villalata, es decir ¿verdaderamente hemos tenido una larga noche neoliberal en Costa Rica los últimos 30 años? Vean que Villalta lo que hace es un afirmación y si es en el período de tiempo que él dice, incluye la administración (1994-1998) de José María Figueres, que era contertulio en el conversatorio.

Antes de comenzar el análisis quiero decir que mi intención es dar algunos elementos de juicio para que el lector puede evaluar los hechos y eventualmente forjarse su propia opinión. Yo espero darles la mía, aunque reconozco que no necesariamente será definitiva, pues como se dice popularmente en este tema «hay mucha tela que cortar», y en esta oportunidad, apenas podremos ver algunos pocos metros de esa «tela».

Quienes me leen con regularidad, saben que primero me gusta poner las cosas en contexto, así que para no dejar nada en el aire, empiezo por definir lo que se conoce como neoliberalismo, que es la corriente económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al liberalismo clásico o primer liberalismo desde las décadas de 1970 y 1980. Específicamente nace después de la Segunda Guerra Mundial en el oeste de Europa y en Norteamérica y está inspirada en el libro de Friedrich August von Hayek The Road to Serfdom (La ruta hacia la servidumbre) publicado en 1944. Esta obra constituyó, de alguna manera, la carta de fundación del neoliberalismo, y en ella desarrolló un ataque apasionado contra toda limitación impuesta por el Estado al libre funcionamiento de los mecanismos del mercado.

Entonces, los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado. Sin embargo, el uso y definición del término ha ido evolucionando en las últimas décadas y en la actualidad no hay un criterio unificado para determinar qué es «neoliberalismo».

También, especialmente en latinoamérica se ha asociado el neoliberalismo con el consenso de Washgington, que es un listado de políticas económicas consideradas durante los años 90 por los organismos financieros internacionales y centros económicos, con sede en Washington D.C. y que comprende disciplina en la política fiscal; redirección del gasto; reforma tributaria; tasa de intereses que sean determinadas por el mercado y positivas; tipos de cambio competitivos; liberación del comercio; cualquier protección comercial deberá tener aranceles bajos y relativamente uniformes; liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa; privatización de las empresas estatales; desregulación; y seguridad jurídica para los derechos de propiedad. En esto estoy simplificando al máximo por razones de espacio.

Ya visto lo básico, ahora si, entremos en materia. Lo de neoliberal o neoliberalismo ha sido una etiqueta que algunos grupos de izquierda o sindicatos, por lo menos aquí en Costa Rica, han utilizado indiscriminadamente contra cualquier cosa o medida con la que no están de acuerdo o que afecta sus intereses. En ese sentido son como la lora de Casa Blanca, solo que en vez de decir «no hay plata, no hay plata» pasan con su dedo acusador señalando y diciendo «neoliberal, neoliberal». Villalta y su grupo del Frente Amplio son de estos.

Como dice el dicho «no todo lo que brilla es oro», que traducido al tema que nos atañe se podría transformar en «no todo lo que se hace es neoliberal». Sobre esto, recuerdo al propio Oscar Arias decir que algunas medidas del consenso de Washington tenían mucho sentido, y que no eran para nada neoliberales, y probablemente tenga razón, incluso algunas tienen mucho sentido, aún desde una óptica socialdemócrata, pero no voy a elaborar sobre esto, solo quería consignarlo.

Si es cierto, para el caso de Costa Rica, que ha habido una apertura comercial muy fuerte, y se han firmado acuerdos de libre comercio a diestra y siniestra, incluso está en discusión el de la Alianza del Pacífico y la incorporación del país en la OCDE, que nos obliga a tomar muchas medidas que se podrían considerar de tinte neoliberal.

Ahora, algunas cosas y acusaciones que dicen esos grupos como el de Villalta, me parece que si tienen mérito, veamos un caso concreto, que es el de la apertura en el sector de telecomunicaciones y específicamente la situación del ICE (Kolbi). Aunque lo que se dio en ese sector no fue una privatización como dicta el neolibaralismo/consenso de Washington, y que por esto se podría argumentar que no fue una medida impulsada por esas corrientes, al final el resultado pareciera que podría ser ese (privatización), por lo que, en esta, parece que las acusaciones si tenían fundamento.

La pésima apertura que se dio en telecomunicaciones, donde no se le dieron las herramientas necesarias al ICE para poder competir, fue algo así como «tigre suelto contra burro amarrado». El ICE (telecomunicaciones/Kolbi) está haciendo agua por todo lado, producto que no puede contra las transnacionales del sector, p. e. Claro (Slim), acaba de extender su red de llamadas a costo local a EE.UU., ya la tenía para centroamérica y México; Movistar (Telefónica) parecido. El ICE no tiene como competir contra esto, amén que no lo dejan invertir fuera de Costa Rica.

La televisión satelital es otro servicio muy importante, y necesario para hacer el triple play (compo de telefonía fija, internet y cable), y que el ICE no puede dar, porque no tiene acceso a un satélite para este propósito, en cambio su competencia si. Nada más den un paseo fuera del áreas urbana y se darán cuenta de lo que estoy hablando; van a ver las miniantenas satelitales en las techos de las casas, a la vera del camino (muy fáciles de distinguir porque la mayoría son rojas). El ICE no ve un solo cliente de esto, no porque no quiera, sino porque no puede.

Para empeorar las cosas, la Sutel le negó al ICE por dos años la posibilidad de comprar una cablera, sin razón, y esto le hizo perder muchos clientes de triple play, que se pasaron a la competencia, que ya tenía el negocio montado. Por eso, me duele mucho decirlo, el panorama para el ICE en este sector es muy sombrío, simplemente lo abandonaron a su suerte.

Como ven en este caso, si se puede hablar que la tal apertura fue más bien, una privatización sutil, que terminará con la privatización del sector, y que a menos que se haga algo, que no veo que, llevará también a la desaparición de Kolbi (telecomunicaciones).

Ya para finalizar, entonces no creo que sea exacta o correcta la frase de Villalta, porque aunque hemos tenido apertura económica, eso no significa que nos hayamos entregado totalmente al sector privado. En un sentido general, ha habido un poco de todo, podría decirse que las medidas han sido «a la tica». Por eso no creo que sea justo hablar de «una larga noche neolibearal», por lo menos aquí en Costa Rica.

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