“La grandeza de Liberación Nacional”

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Carlos Revilla M.

Carlos Revilla

Está circulando en las redes sociales una foto de hace unos 30 años, donde aparecen juntos Otón Solís, Oscar Arias (presidente en aquel entonces) y Luis Guillermo Solís (actual presidente). La foto fue tomada en Roma o en el Vaticano en una visita oficial (creo que era un visita al Papa). Por cierto, la imagen fue difundida originalmente por el propio Oscar Arias en su perfil de Facebook, y ha creado un gran revuelo.

¿Por qué será? Voy a tratar de elucubrar un poco sobre esto.

Hace ya un par de años escribí la columna «Hermanos separados», donde hablo de los cismas que a través de la historia ha tenido el Partido Liberación Nacional (PLN). Y creanme no han sido pocos; los más importantes el de Jorge Rossi (1958), Rodrigo Carazo (1970) y Otón Solís (2000). Los tres han dejado huella profunda en el PLN y el país. Rossi propició la pérdida de don Chico Orlich en 1958, Carazo llegó a ser presidente, y el Partido Acción Ciudadana (PAC) fundado por Ottón Solís después del cisma, llevó a la presidencia al otro Solís, que fue Secretario General del PLN del 2002 al 2003. Quiero mencionar otro pequeño cisma, que fue el del Dr. Rodrigo Gutierrez, que llegó a ser el candidato sempiterno de los camaradas. Esto para que vean que el PLN ha tenido de todo.

Entonces, lo que podemos ver es que la «mazorca» del PLN es muy grande. ¿Qué quiero decir con esto? Que a pesar de todos esos cismas, a través del tiempo el PLN se ha mantenido, y no solo eso, ha vuelto a ganar elecciones en varias oportunidades y es más, está como el conejo del anuncio de Duracell (sigue y sigue), casi como si nada. Claro, que ha tenido su costo, el partido se ha drenado y ha perdido identidad ideológica, y actualmente es el partido más grande entre las minorías, pero minoría al fin y al cabo. Ya no es como antaño que se bastaba por sí solo para ganar una elección. Ya el mantel se le hizo pequeño. Las razones de los cismas han sido multicausales, aunque se puede hablar de dos que han sido común en todos: la corrupción y el acceso al poder (de los que se van).

Sí, pero que grande el PLN que da para tanto, y todavía sigue… de ahí el título de mi columna «La grandeza del PLN» (aunque encomillado), que no lo inventé, es del actual presidente de la República, que fue gran parte de su vida militante del PLN, y llegó a ser incluso su Secretario General, y puedo decir —sin temor a equivocarme— que sigue siendo un socialdemócrata convencido, y gozo de su amistad. Incluso hay un discurso suyo del 5 de julio de 2003, cuando se despide como SG del PLN, que es una gran oda al partido, que se titula igual y puede leerse aquí y del que voy a transcribirles una parte.

«…Hace algunos meses dije, quizá utilizando una frase poco feliz porque fue poco elaborada, que el PLN debía “virar a la izquierda”. Aunque no es este el momento de abundar en las razones que inspiraron aquella tesis, sí quisiera por respeto a ustedes y por respeto con mis propias convicciones de socialdemócrata, explicarles que dije lo que dije porque creo en un Liberación Nacional que no ve una contradicción entre Estado y mercado; entre capitalismo y justicia social; entre pluralismo y libertad.

Dije lo que dije porque creo en un Liberación Nacional que promueve al pequeño y mediano productor; que capacita y forma a la mujer trabajadora; que educa al joven marginado o a aquél que vive fuera de las regiones metropolitanas del país.

Dije lo que dije porque creo en un Liberación Nacional promotor de la salud pública, defensor de la educación pública, sostenedor del bien común. Un Liberación Nacional que hace una opción preferencial por los oprimidos y por los menos favorecidos, a quienes el Estado debe garantizar solidariamente las condiciones mínimas vitales a las que tienen derecho por medio de la provisión de servicios de buena calidad y a bajo costo.

Dije lo que dije porque creo en un Liberación Nacional que defiende la causa suprema de la paz; que no tiene miedo a ser independiente en un mundo unipolar; que aboga por la abolición de las fuerzas armadas; que condena el tráfico de armas; que clama por la equidad internacional; que aborrece el unilateralismo y la agresión del más fuerte contra el más débil y que cree en la integración latinoamericana y la autodeterminación de los pueblos y de las naciones.

Dije lo que dije porque quiero a un Liberación Nacional que luche para que mis hijas y mis hijos, y para que las hijas e hijos de ustedes, tengan un país con ríos limpios y bosques abundantes, con ciudades ordenadas y campos libres de desechos. Un país con agua potable que disfruten todos, no sólo los jugadores de golf o los habitantes de los barrios opulentos; un país en donde canten los jilgueros y florezcan los porós en el verano.

Dije lo que dije porque defiendo a un Liberación Nacional comprometido con la descentralización y el fortalecimiento de los gobiernos locales, no en un afán desestatizante, sino por convencimiento que es en el ámbito municipal desde donde debe partir el nuevo paradigma democrático al que aspiramos, con comunidades más responsables de sus actos, y con ciudadanos y ciudadanas mejor capacitados para la toma de decisiones.

Dije lo que dije porque creo apasionadamente en aquél verso inconmensurable de Jorge Debravo, de que “la tierra debe ser de todos, como el aire”. Porque creo que el que más gana más debe contribuir para equilibrar las inequidades que produce la apropiación privada de la plusvalía; y porque creo, parafraseando a Silvio Rodríguez, que en el corazón de cada liberacionista se oculta un unicornio azul que nos recuerda cada día la sensatez de aspirar a la igualdad.

Dije lo que dije porque creo, amigas y amigos, que la grandeza de Liberación Nacional radica hoy, como ha radicado siempre, en su disposición de conducir a Costa Rica por las sendas de la justicia social con libertad; y de hacerlo sin miedo a las críticas de los más poderosos que ayer nos acusaron de extremistas y hoy no dudan en calificarnos de ingenuos o nostálgicos porque perseguimos la visión de una Patria libre de la miseria como la que hoy la atormenta…»

No creo que Luis Guillermo, haya cambiado, sigue pensando igual, solo que ahora eso lo defiende en otros tiendas y viviendo en carne propia el «no es lo mismo verla venir que bailar con ella». Pero tal vez de esto les hable en otra columna.

Adonde quiero llegar, es al fenómeno que se está dando en estos momentos en redes sociales, que ven al PLN y los que se han ido (y la prueba es la foto del inicio) como «hermanos separados», pero que en lugar de unir lo que acabo de transcribir del discurso, esa unión la está dando la corrupción y la ineptitud, como cargos muy graves que se le hacen a Solís y su Gobierno.

Esto lo que demuestra es que el problema grave sigue siendo el PLN, porque le sacaron a Luis Guillermo su pasado liberacionista para golpearlo. Yo creo que Luis Guillermo sigue sintiéndose orgulloso de los logros —positivos— del PLN, él es vivo ejemplo de las políticas que impulsó ese partido después del 48, especialmente en educación. Y en su momento renegó de las cosas malas. Así que en este caso me parece que hay mala fe en la actual campaña en redes sociales.

Para finalizar, nos damos cuenta que el PLN sigue muy mal, sin llegar a recuperar la confianza de la gente. Tamaña tarea le espera si quieren volver al poder.

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