El Papa Francisco y el Derecho Internacional

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

El máximo jefe del Vaticano y líder espiritual Papa Francisco, ha tenido un protagonismo mundial de primer orden; sus declaraciones, sus proclamas, su Encíclica Laudato Si; su participación para acercar a Cuba y los Estados Unidos de América y demás decisiones a nivel internacional lo convierten en un personaje cuya influencia mundial está calando hondo. Sus acciones y reflexiones le dan un giro importante al Derecho Internacional en el siglo XXI. Sin embargo existiendo organismos regionales y mundiales, pactos y declaraciones, la humanidad sigue enfrentando guerras, violencia, matanzas, crímenes, problemas humanitarios, pobreza, salud, carencia de agua como elemento vital para sobrevivir. Todos estos desafíos, retos y problemas de inseguridad nos hacen pensar en un replanteo sobre el ordenamiento jurídico internacional.

Ante los nuevos desafíos como la globalización, intercambio de bienes y servicios, la importación y exportación de nuevos productos de los países entre los diversos continentes y grupos de países regionales etc.; conducen a que los países planeen nuevas estrategias y programas para hacerle frente a las nuevas tecnologías e interdependencia entre los países. En medio de los acontecimientos y fenómenos en las distintas partes del mundo, las diversas creencias y formas políticas de pensar, surgen personajes como el Papa Francisco, que con sus declaraciones pueden poner a pensar a los gobernantes, políticos y pueblos sobre el giro y camino a seguir a nivel mundial. Su autoridad y credibilidad es indudable, su discurso de protección de los derechos humanos y de los más débiles y desposeídos, es una llamada de atención a los más poderosos.

Me parece irracional criticar o cuestionar al Papa Francisco por alzar la voz a favor de los más vulnerables en el mundo capitalista; esto no se trata de ser de izquierda o de derecha y esas etiquetas sin sentido; o hacer elucubraciones de que se está en contra del orden económico de los países capitalistas. El Estado debe ser dinámico, y sus acciones y programas tienen la obligación de tener una constante búsqueda del bienestar de las mayorías. Los liberales defensores de las leyes del mercado, les cae mal que alguien de la estatura moral y espiritual del Papa Francisco, hable a favor de los pobres y critique el orden económico. Es claro y probado que sin intervención estatal, se degenera en un “capitalismo salvaje”, “del dejar hacer, dejar pasar”; de un estado subsidiario sin mayor control y acción; esto no resulta, porque el grande siempre se va a comer al pequeño; por el egoísmo, el individualismo y la falta de conciencia y solidaridad de algunos.

La Iglesia Católica con su Doctrina Social de la Iglesia, sin duda una de las principales religiones del mundo, por el número de sus seguidores; la hacen tener la autoridad moral de alzar la voz ante el mundo; e influir sobre gobiernos y organismos internacionales que han tomado acuerdos y decisiones “erga omnes” sobre los países integrantes y firmantes de esos organismos y pactos y tratados internacionales. Los socialdemócratas coincidimos en muchos de los principios y planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia, como es el combate a la pobreza, la justicia social, la equidad, la solidaridad, la libertad y el Estado de Derecho entre otros principios y valores supremos. Entonces el Papa Francisco ha planteado reformas importantes en aras del “bien común” y puede lograr que los organismos internacionales hagan sus reformas internas.

La Carta Encíclica Laudato Si, mi Signore “Alabado seas, mi Señor”, inspirado en el canto de San Francisco de Asís, se refiere sobre el cuidado de la casa común, haciendo un llamado al uso irresponsable del planeta tierra, su naturaleza y ambiente, y el abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Expresa el Papa Francisco que nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura. Nada de este mundo nos resulta indiferente. Señala: “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.

El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos.”

Otro aspecto donde el Papa Francisco ha tenido su influencia y participación fue en el acercamiento diplomático entre Cuba y los Estados Unidos de América; al poner a hablar a los dos presidentes de Estado Barack Obama y Raúl Castro, que culminó con las recientes visitas de peregrinación a los dos países. Sin duda alguna esto es un hito histórico y merece todo el análisis político, social y económico, por la trascendencia hacia el futuro de las relaciones diplomáticas y comerciales de los países; así como la participación de la Iglesia Católica y su evangelización. Los diversos mensajes del Papa Francisco tuvieron matices como la “transformación del contexto histórico”, el exceso del consumismo, las relaciones familiares, los abusos sexuales cometidos a niños y jóvenes.

Siguiendo la línea de participar en el Derecho Internacional, el Papa Francisco también ha colaborado impulsando el proceso de acuerdo de paz en Colombia entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC); ha hablado varias veces con el presidente Juan Manuel Santos y enviado mensajes a los personeros de la guerrilla. Se siente contento que es posible la inminencia del acuerdo denominado “jurisdicción especial para la paz”. Considero que el Papa Francisco es un reformista; que está acorde con los nuevos tiempos de este siglo XXI; la Iglesia no puede seguir quedándose anclada con posiciones estrictamente conservadoras y arcaicas del pasado; sino que debe enfrentar los desafíos del “nuevo mundo”; por supuesto manteniendo los principios cristianos acorde con el contexto actual.

Rescato la posición humanista del Papa Francisco, para lograr influir en un cambio de actitud a favor y protección de los derechos humanos que debe ser preocupación permanente de los organismos del Derecho Internacional. El apoyo a los excluidos, a las mujeres, niños y ancianos; debe darse un desarrollo que promueva los valores e intereses colectivos; en síntesis coincidimos con el Papa en la humanización y moralización, la protección del medio ambiente; eso implica la verdadera democratización y paz de los países.

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