Del Paco y Lola a Cocorí

Desde La Mina

Mauricio Castro

Mauricio Castro Salazar
mauricio.castro@costarricense.cr

No sin sorpresa he leído en mi casa en La Mina, en Santa Ana, comentarios en las redes sociales sobre la permanencia de Cocorí como libro de lecturas en nuestras escuelas primarias y en obras en el Teatro Nacional.

Digo no sin sorpresa porque alguna gente cree que es suficiente justificar asuntos racistas y clasistas simplemente diciendo que eran situaciones de la época y que para entenderlos simplemente nos debemos remitir a la época en que fueron escritos, y otros porque quienes los escribieron eran militantes políticos de partidos que luchaban por mejoras sociales.

Por supuesto que para mí esa justificación no es suficiente, todo lo contrario, deja muchísimo que desear, es mantener la injusticia solo porque es histórica y debe seguir porque es parte de la historia, es como si las cosas se escribieran en piedra y no se pudieran borrar (pensando así no se hubiera eliminado la esclavitud nunca).

Por esas cosas de ayudar a mis hijos he tenido que releer Cocorí y Mamita Yunai y sin menospreciar el genio literario de don Joaquín y de Calufa me sorprendió el “dejo” racista que en algunos párrafos leí y me dije “que jodido, qué tiempos aquellos en que el racismo afloraba como naciente de agua, cómo es posible que todavía se sigan leyendo en las escuelas y colegios”.

Cocori

La discusión que Cocorí será interpretado en el Teatro Nacional por la Sinfónica Nacional ha vuelto el tema a la mesa, la discusión ha regresado: ¿por qué si la comunidad afrodescendiente lo considera racista y que afecta sus sentimientos todavía se sigue presentando bajo el patrocinio del Estado?

Me recuerdo que en primer grado yo aprendí a leer en el Paco y Lola que “mamá amasa la masa”, que “mamá lava” y frases similares que sin duda solo le daban a la mujer esa labor en el hogar y en la sociedad y al papá nada de nada, no recuerdo si se leía “papá lee”, pero era algo así.

Esa lectura, ese silabario inocente se eliminó de tajo, con él aprendieron a leer miles de costarricenses. Se consideró machista y nocivo para los niños y las niñas, y simplemente se eliminó, se dejó de usar.

Recuerdo que por ahí de los noventas estando trabajando en un proyecto de Mejoramiento de la Calidad Educativa, financiado por el BID, una de las condiciones del financiamiento era que en cada página tenía que haber proporción de hombres y mujeres y de las razas humanas (¿se dice todavía así? ¿es políticamente correcto?) representadas en la sociedad costarricense.

Me pareció novedoso e innovador en ese entonces, todavía no habían aparecido en boga los conceptos de inclusión, mejor dicho no había reivindicaciones masivas para la inclusión, hoy casi 25años después me parece natural.

Entonces, dejando de lado el cariño y admiración por esos escritores que tanto brillo y tantas causas justas le han dado a Costa Rica, ¿por qué simplemente no se hace con Cocorí y otros libros lesivos para sectores de nuestra sociedad lo mismo que se hizo con el Paco y Lola?

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