Cuando el destino nos alcance (Soylent green)

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Continúo esta semana con el ciclo de películas de ciencia ficción y fantasía de mi época de juventud, y que todavía tengo presentes por alguna u otra razón. Entre estas películas está «Cuando el destino nos alcance» (título original en inglés: Soylent Green), que se convirtió en un clásico de culto del género.

Esta es una cinta estadounidense de 1973, dirigida por Richard Fleischer, protagonizada por Charlton Heston, Edward G. Robinson y Leigh Taylor-Young en los papeles principales y basada en la novela ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! (1966), de Harry Harrison. Recuerdo que la vi en el Cine California, que por cierto ya no existe, y quedaba cerca de donde está el Magaly. La vi muy joven, tenía catorce años en esa época, y la impresión que me dejó todavía perdura.

La historia es una antiutopía (distopía le dicen ahora) que se desarrolla en el año 2022, la ciudad de Nueva York está habitada por más de 40 millones de personas, físicamente separados en una pequeña élite que mantiene el control político y económico, con acceso a ciertos lujos como verduras y carne, y una mayoría hacinada en calles y edificios donde malvive con agua en garrafas, y dos variedades de un producto comestible: soylent rojo y soylent amarillo, que son la única fuente de alimentación, ya que la producción de alimentos naturales se ha extinguido por el efecto invernadero (cambio climático). La compañía Soylent es una empresa que fabrica y provee alimentos procesados de concentrados vegetales. Soylent verde es el nuevo producto alimenticio sacado al mercado, basado en plancton, según la publicidad de la empresa.

Robert Thorn (Charlton Heston) es un policía de la ciudad, vive con su amigo «Sol» Roth (Edward G. Robinson), un anciano ex profesor que sólo rememora el pasado, cuando el planeta era más habitable y existía suficiente alimento para todos. Sin embargo, Thorn, que ha vivido casi toda su vida en la catástrofe ecológica, no se muestra interesado en estas historias, las cuales encuentra difíciles de creer.

Thorn se ve involucrado en la investigación del asesinato de uno de los principales accionistas de la compañía Soylent, William R. Simonson (Joseph Cotten), que ha sido encontrado muerto en su departamento. Decide hacer una visita al lugar y encuentra el cadáver en un charco de sangre, con múltiples golpes en la cabeza. Recorre el lugar y se encuentra con cosas que nunca había visto antes, como un refrigerador con alimentos; licores, una ducha con agua caliente y jabón, y una biblioteca. Más tarde llegan la concubina de Simonson, Shirl (Leigh Taylor-Young), hermosa joven de 21 años, llamada eufemísticamente parte del mobiliario, y el guardaespaldas de Simonson, Tab Fielding (Chuck Connors). Al ser interrogado, Fielding dice que Simonson le había ordenado acompañar a Shirl de compras, y que por esa razón no estaba en el departamento en el momento del asesinato. Thorn los deja ir, para luego recoger algo de comida y un par de libros, antes de regresar a su propio departamento.

Sol Roth decide dar fin a su vida en un sitio llamado El Hogar, que asiste (eutanasia) a los que lleguen a sus facilidades. En una especia de ritual se recrea el mundo como era en su época de juventud. Esta escena es una de las memorables, con música clásica de «La Pastoral«, Sexta Sinfonía de Beethoven y «El amanecer«, Suite Peer Gynt de Edvard Grieg, dos de las composiciones clásicas más bellas y conocidas. En pantalla gigante se ve la tierra en su máximo esplendor, cuando todavía el medio ambiente no estaba dañado. Mientras agoniza, Thorn logra ver el proceso y Sol en sus últimas palabras sólo acierta a decirle a que siga su cuerpo como pista antes de desaparecer.

Hasta aquí les dejo la trama, para no estropearles el final que es muy bueno, pero que tiene el defecto que, una vez revelado el misterio, no ofrece ninguna solución a lo que se ha generado durante la película.

La película la volví a ver hace unos años en cable (creo que fue en TCM, el de las películas viejitas), y todavía al día de hoy, mantiene plena vigencia, incluso con más fuerza. Por lo que plantea, las implicaciones éticas y morales son enormes. Ya cerca del 2022 (año en que se desarrolla la trama), no pareciera que se estén dando los acontecimientos que se ven en la película, pero si es claro que hay un peligro real que sucedan algunos, por lo menos en el aspecto ambiental y de sobrepoblación, y con una gran interrogante para el resto de los temas. Creo que se puede decir que la cinta es un poco profética.

Como dato curioso, esta fue la última película que hizo el actor Edward G. Robinson antes de morir. Este actor siempre se había caracterizado por hacer papeles de malo, en la época de dorada de las cintas de gansters, y llegó a ser enormemente popular en los años 30 y 40 del siglo XX, con una carrera de más de 90 películas en 50 años de profesión. Murió dos meses después de haber rodado esta película y dos meses antes de que se le concediera un Óscar honorífico a su carrera.

Ojalá que la puedan conseguir para verla, vale la pena, youtube está lleno de referencias sobre ella. Como «abre bocas», pueden ver el trailer (en inglés).

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Con la ayuda de Wikipedia y otras fuentes.

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