CELAC 2015

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñiga

Nuestro país tiene el honor de la realización de la III cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC-, representada por los jefes de Estado y de Gobierno, integrada por 33 países. La primera cumbre se realizó en Chile en el 2013, y en el 2014 fue en Cuba, donde nuestro país asumió por un año la presidencia pro témpore, y ahora tendrá que traspasar a Ecuador, y así se va rotando sucesivamente. Sin embargo, a través de la historia han existido muchos esfuerzos de integración de los pueblos latinoamericanos; son numerosos los organismos multilaterales creados tanto en el ámbito político como económico, por ejemplo: tenemos el Mercosur integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú; la Comunidad andina, el Alba, el sistema económico latinoamericano y del Caribe (SELA), etc.

En el ámbito propiamente político el de mayor arraigo ha sido la Organización de Estados Americanos (OEA) con sede en Washington, Estados Unidos de América, integrada por todos los países del continente americano (con excepción de Cuba), mientras que la CELAC discrimina a EE.UU. y a Canadá, alegando que es necesario liberarse de la tutela tradicional de Estados Unidos y de Europa. La CELAC es un organismo o foro intergubernamental de ámbito regional, heredero del grupo de Río y la CALC (Cumbre de América Latina y del Caribe), que se eliminan para crearse el 23 de febrero del 2010, en Playa del Carmen, México, luego se realiza la cumbre de Caracas, Venezuela, los días 2 y 3 de diciembre de 2011, donde queda constituida definitivamente la CELAC.

La CELAC representa alrededor de 600 millones de habitantes y un territorio con una extensión de más de 20 millones de kilómetros cuadrados; sus declaraciones promueven el desarrollo económico, la resolución de sus conflictos, la integración de los pueblos. Aunque la cumbre de Río desaparece, sus principios siguen vigentes que son: profundizar la integración en un marco de solidaridad, cooperación, complementariedad y concertación política. Es claro que la influencia del desaparecido Hugo Chaves y su discurso antiimperialista, le puso un matiz diferente, paralelo a su influencia regional a través de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América – Tratado de Comercio de los pueblos (ALBA), buscando una mayor integración y desarrollo económico.

La CELAC 2015 “Construyendo Juntos” a realizarse los días 28 y 29 de enero de 2015, en Costa Rica, constituye un momento histórico para el país anfitrión, que será una vitrina internacional de primer nivel, porque muchos latinoamericanos visitantes o virtuales, podrán conocer de nuestra bellezas naturales, nuestra paz, la no existencia de ejército, nuestra sólida democracia y respeto a la libertad de expresión y demás libertades públicas premisa fundamental del Estado de Derecho. El 25 y 26 de enero inicia con la reunión de coordinadores nacionales, el 27 de enero será la reunión de ministros de Relaciones Exteriores, culminando con la cumbre los días 28 y 29 enero en el Centro de eventos Pedregal, en Belén de Heredia. Se dice que los gastos de realización de la cumbre rondan los $ 4 millones de dólares.

Siempre se ha cuestionado la poca productividad de estas cumbres regionales, sus estériles declaraciones; máxime en una supuesta integración latinoamericana, tan disímil, donde ha predominado el estira y encoge de líderes regionales, con sus egos y pensamientos ideológicos y políticos propios, por ejemplo la influencia del “chavismo” y socialismo del siglo XXI, ahora tan venido a menos con el presidente Maduro, y la baja de los precios del petróleo. El próximo presidente de la CELAC, Rafael Correa de Ecuador califica al foro como un “sueño integrador” y desea que la cumbre trace metas precisas y cuantificables como: La lucha contra la pobreza, la necesidad de dedicar presupuestos para desarrollar la ciencia y la tecnología, la construcción de una arquitectura financiera regional, la infraestructura vial entre otros. Describe en forma metafórica que: “las nuevas economías ya no producen carros o papas, producen conocimiento basado en la mente humana, conocimiento más innovación.”

Los indicadores señalan que la economía latinoamericana está en crecimiento, mediante el mercado interno, la exportación de commodities, la fusión de bienes y servicios, mayor integración económica, acercamiento con otros bloques regionales a nivel internacional como Europa, el mercado asiático (China, Corea, Japón, Singapur, etc.). Es importante organismos latinoamericanos multilaterales como la Alianza del Pacífico (chile, Colombia, México y Perú) con esfuerzos para conquistar estos mercados. La realidad actual demuestra que la preeminencia de Estados Unidos, no es única, por el contrario las relaciones relativamente recientes con gigantes como China han venido a establecer un equilibrio en las relaciones económicas (China desea invertir en los próximos años alrededor de $ 250.000 millones de dólares en Latinoamérica)

A través de la historia de América Latina, han existido los sueños integradores; desde Simón Bolívar que decía: “Sólo la unión de los pueblos latinos de América los hará grandes y respetables ante las demás naciones.” Líderes del siglo XX, como el expresidente venezolano Rómulo Betancourt desde 1967 con visión de futuro señala la necesidad de avanzar hacia una América Latina democrática e integrada, decía: “Evidente resulta que esta cooperación económica interamericana, para ser totalmente eficaz, impone la articulación y coordinación de los dispersos sistemas de producir y distribuir de los países latinoamericanos. Formamos un archipiélago de veinte ínsulas arrogantes, enquistada cada una dentro de su orgullo de parroquia.

Cultivamos el aislamiento lugareño mientras se perfilan en otros continentes formidables federaciones futuras de pueblos y de razas. Frente a un paneslavismo articulado con férreos remaches; frente a una Europa que está superando sus localismos nacionalistas mediante las uniones aduaneras y los Parlamentos superestatales; frente a los milenarios pueblos asiáticos, que buscan el camino de los entendimientos más allá de las pugnas ideológicas y de las rivalidades religiosas, nosotros desoímos los mandatos de la Historia, ignoramos las consignas unionistas clarividentes de Bolívar y Martí y seguimos absorbidos por la diaria minucia doméstica, olvidando la gran cuestión americana.” (Hacia América Latina democrática e integrada. Betancourt. Págs. 234 y 235)

Finalmente, en este siglo XXI, nuestro país debe seguir siendo un referente de conciencia moral y democrática ante el concierto de las Naciones; apoyar la búsqueda de otras formas de desarrollo sostenible, consolidar los sistemas democráticos y respeto a los Derechos fundamentales; que nunca más vuelvan gobiernos dictatoriales, discriminaciones y violaciones a los derechos humanos. La CELAC debe servir para crear los mejores consensos a favor y bienestar de los pueblos latinoamericanos. Ojalá esta III cumbre rinda una declaración efectiva, pragmática, con la implementación de una hoja de ruta que establezca verdaderas políticas de Estado, con el deseo genuino de salir del subdesarrollo y pobreza en cada uno de sus 33 países integrantes, y no se diluya en palabrería infundada que no tiene efectos inmediatos.

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