A mi con avioncitos…

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Carlos Revilla M.

Carlos Revilla

De vez en cuando me gusta leer el blog de don Carlos Vilchez Navamuel, tico-venezolano que algunas veces tiene un tema interesante. Don Carlos es un furibundo antichavista y casi siempre despotrica contra el gobierno de Venezuela, encabezado por la figura de su actual presidente Nicolás Maduro. Por supuesto, esto no es ningún problema, más bien hay que reconocerle la defensa que hace de la democracia y los Derechos Humanos. Eso si, se nota que es de derecha fuerte, incluso ha defendido temas que podrían considerarse de extrema derecha o libertarios, aunque siempre ha sido muy crítico de Otto Guevara, la cabeza más visible de ese movimiento aquí en Costa Rica.

Pues bien, don Carlos escribió hace unos días en su blog la entrada “Si Marcos Pérez Jiménez hubiera gobernado por más tiempo, Venezuela estaría hoy como Singapur”, donde alaba la figura del dictador venezolano Pérez Jiménez, que gobernó ese país con mano férrea de 1953 a 1958, cuando fue depuesto por un golpe de estado perpetrado por un sector descontento de las fuerza armadas de ese país.

Pérez Jiménez ingresa a la vida política, con su participación en el golpe de estado de 1945, contra el gobierno de Isaías Medina Angarita, como uno de los cabecillas uniformados del movimiento, fue nombrado Jefe de Sección del Estado Mayor del Ejército por la «Junta Revolucionaria de Gobierno» presidida por Rómulo Betancourt. Desde este puesto en 1948, empuja el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos.

Hasta aquí un muy breve repaso de la figura de este personaje. Hay que recordar que Rómulo Betancourt, pasa parte de su exilio aquí en Costa Rica, donde radica por algunos años (de 1952 a 1954), por cierto me cuentan que vivió en Barrio México. Estando en el país, se volvió un gran amigo de don Pepe, y frecuentó otras figuras políticas prominentes de la época.

Quisiera tratar de poner en su correcta dimensión la figura de Pérez Jiménez. Esto lo hago para evidenciar la distorsión que se puede hacer de la historia, cuando hay motivaciones político-ideológicas, más allá de la mera narración de los hechos históricos, como es este caso. Además que hay un componente que tiene mucho que ver con Costa Rica y don Pepe, el cuál Vílchez ignora totalmente, en su interesado afán de ensalzar la figura del dictador. No se si esto lo hace por ignorancia o mala fe, vaya uno a saber…

Efectivamente Pérez Jiménez era un dictador, no hay que minimizar las cosas —como hace Vílchez en su artículo— diciendo por ejemplo «que como militar se vio envuelto en algunos golpes de Estado», que va… él era un dictador y de los de verdad, ejercía ferreamente el poder y cuando no figuró como presidente directamente, era quien manejaba tras bambalinas los hilos del gobierno. Presos políticos, asesinatos, torturas, corrupción, etc.

En la época de Pérez Jiménez en América Latina pululaban las dictaduras militares y gobiernos de facto o que amparados en una supuesta democracia, lo que hacían era entronizar un régimen corrupto que se perpetuaba en el poder. Él impulsó junto a Trujillo (República Dominicana), Somoza viejo (Nicaragua) y otros dictadorzuelos la llamada «internacional de los sables», que era un pacto para luchar contra los movimiento libertadores, que comenzaron a aparecer buscando devolverle a sus países democracia y libertad. Para este fin se creo la «Legión del Caribe», de la cual Costa Rica fue parte por medio de José Figueres Ferrer, es más, el primer país liberado fue Costa Rica. Se tomó la vía de las armas porque no había otra forma de hacerlo.

En este contexto, Pérez Jiménez era enemigo declarado de don Pepe. Sus gobiernos coincidieron, y Costa Rica en esa época era refugio de muchos de los disidente venezolanos, incluido —como ya dije— Rómulo Betancourt, motivo por el cual durante su exilio en Costa Rica, Pérez Jiménez envió un avión a arrojar, sobre San José, postales ridiculizando a Figueres y a su amigo Betancourt, a quienes hacían aparecer como homosexuales.

Desde Nicaragua —donde gobernaba el dictador Somoza— se fraguó una invasión al país liderada por Calderón Guardia, que se conoce como la «invasión del 55». Como todos recordamos Calderón fue el perdedor en el 48 y ésta era la segunda oportunidad que intentaba invadir el país, ya lo había hecho en diciembre del 48.

En la invasión del 55, aviones dados por Pérez Jiménez a los invasores, cobardemente ametrallaron San José, y trataron de amedrentar al gobierno constitucional y democráticamente electo de don Pepe. Ante esta agresión —recordemos que se había abolido el ejército —, el Gobierno convocó a una conferencia de prensa y de ahí viene la famosa frase de don Pepe «a mi con avioncitos…», con la que le resto importancia al tema de los aviones de los revoltosos.

Por supuesto, como ya sabemos, la invasión fue un rotundo fracaso, pero no terminó con la animadversión de Pérez Jiménez a don Pepe, a quien —como se dice popularmente— se la tenía jurada. Es así como —al igual que hizo con Batancourt cuando estaba en Cuba— envió unos sicarios a asesinar a don Pepe, pero dichosamente se logró descubrir el plan a tiempo y no pudieron completar su misión.

Ahh todo lo que se puede contar de Pérez Jiménez… basta decir que era un ser pernicioso y cobarde, que le tenía pavor a don Pepe. «A todo chancho le llega su hora» decía don Pepe, y efectivamente le llegó cuando en 1958 lo derrocaron y se tuvo que exilar en España, donde fue protegido de Franco.

No entiendo la argumentación del señor Vílchez. Yo como demócrata no podría jamás justificar ninguna dictadura, por más argumentos que se tengan, como el de que hizo mucha obra. No solo Venezuela, cualquier país estaría peor, porque la libertad y la democracia no tienen precio. Ante una dictadura como la de Pérez Jiménez o el mamarracho de Maduro, que es la justificación de Vilchez para alabarlo, no tengo que escoger nada, simplemente no me quedo con ninguno.

Nada, pero nada justifica una dictadura, don Pepe lo tenía muy claro (a pesar del período de la Junta Fundadora que fue de facto, pero necesario para ordenar el país después de la guerra, y por solo 18 meses, de acuerdo con el presidente electo Ulate en el pacto Ulate-Figueres).

Como coralario a esto, en la toma de posesión de don Chico Orlich (1962), y ya derrocado Pérez Jiménez, de Venezuela enviaron un avión que pasó volando sobre el Estadio Nacional (lugar del acto) y lanzó flores, como desagravio al pueblo de Costa Rica.

Por cierto, también en el mismo artículo, Vílchez le hace loas a Singapur y su dictadorzuelo Lee Kuan Yew, pero ni ganas me dan de hablar de eso…

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